Es uno de los pocos coches urbanos que subsisten a la venta a día de hoy, en un segmento que está en claro peligro de extinción. Su producción está cerca de finalizar, a causa de las bajas ventas del segmento, la popularidad creciente de los todocaminos urbanos y el aumento de precios que las nuevas normativas anticontaminación causarán.
Su tacto de conducción es blando y suave, sin grandes prestaciones, pero suficientes para un uso urbano. Su calidad interior es modesta, pero emplea materiales sufridos y soportará bien el paso del tiempo. Su motor atmosférico de 1,0 litros y 72 CV y su peso ligero le permiten ser ágil en la ciudad, además de ser muy eficiente, con un gasto medio de solo 4,7 l/100 km. Fuera de la ciudad, es un coche limitado por su escasa potencia, que lo penalizará en recuperaciones y repechos.
Aunque su escaso espacio interior tampoco lo convierten en el mejor aliado en viajes largos, su maletero de 196 litros es suficiente para una escapada o los viajes al supermercado. Un as en la manga del Citroën C1 es su versión Airscape con techo de lona practicable, convirtiéndose en el coche descapotable más pequeño del mercado (es incluso más pequeño que un Fiat 500), sin renunciar a una buena rigidez estructural.
Sergio Álvarez
3,1
El coche mínimo de Citroën
Precio, economía de mantenimiento, maniobrabilidad
Plásticos interiores, prestaciones justas con el motor 1.0 VTI