La segunda generación del DS 4 es un producto mucho más maduro y diferenciado de la base Citroën que solía tener. El primer DS 4 era una versión ligeramente diferenciada del Citroën C4, y era imposible separarlo de sus orígenes, algo que no supone un problema en esta segunda generación.
El DS4 es un coche con un comportamiento que no resulta ágil o dinámico, si no que apuesta abiertamente por una experiencia de conducción refinada, silenciosa o cómoda. Esto también se traduce en un habitáculo con mucho diseño y con un aspecto muy chic, tanto en materiales como en disposición de mandos - aunque no acabo de entender la posición de una segunda pantalla táctil para ciertas funciones, he de alabar su originalidad.
Del DS 4 me quedo con la gran mejora en calidad interior y tecnología, que lo coloca en la cresta de la ola del Grupo Stellantis. Además, me gusta su aspecto diferente del habitual elenco de rivales alemanes. Varias pegas: por el momento no se ofrecerá con versiones deportivas, más allá de los 225 CV de la versión enchufable, y su gama de motores carece por el momento de hibridación ligera. Al menos, siguen contando en la gama con un motor diésel de 130 CV.