El Jaguar F-Pace me ha parecido uno de los SUV más lujosos y cómodos del mercado. Destaca, principalmente, por un confort de marcha sin precedentes y un alto nivel de aislamiento, convirtiéndose en una de las mejores opciones para viajar, además de ser una alternativa muy interesante al típico trío alemán.
Los acabados interiores están a la altura de las expectativas, así como el apartado tecnológico, que se moderniza por medio de un cuadro de mandos digital y una pantalla con un buen comportamiento, buena resolución aunque no muy intuitiva. Las plazas traseras son cómodas y caben dos adultos sin problemas, yendo un tercero algo más incómodo debido al tamaño de la plaza central. Es por ello que se convierte en un coche ideal para una familia de cuatro integrantes que suelan hacer desplazamientos largos con frecuencia.
Adolece, en general, por unos consumos altos debido a su aerodinámica y a su peso. Las sensaciones al volante tampoco son su punto fuerte debido a inercias de la carrocería y una dirección poco comunicativa. Pero todo se ve recompensado por su magnificencia a la hora de permitirnos cubrir kilómetros sin queja alguna, que es donde reside su punto álgido, así como en un apartado mecánico muy amplio con mecánicas PHEV, diésel y gasolina.